Febrero 2024
Construcción

Arquitectura Bioclimática, una solución fresca para combatir el calor

por Melisa Pietrantonio

Una ola de calor inicia y acaba de forma repentina, se trata de un período inusualmente caliente que mínimo dura tres días e impacta de forma negativa a los seres humanos. A esto, la OMM (Organización Meteorológica Mundial) agrega que los cambios que hemos causado en el clima harán que estos fenómenos sigan hasta 2060, y que sean más frecuentes e intens os. Tener poblaciones preparadas para afrontar este fenómeno sería lo ideal, poder hacerlo sin sacrificar la salud del planeta sería mejor.

Este es uno de los objetivos en la arquitectura bioclimática: lograr confort térmico en espacios que consideren el clima a través de medios naturales como el sol, el viento y los árboles. Esta disciplina busca un equilibrio entre el uso de la energía pasiva, que viene de la radiación solar y sus derivados, pero también de la producción de energía a través de tecnologías ambientales que permiten tener una no contaminante.

Contener los efectos de las olas de calor no es poca cosa, se sabe que causan incendios forestales, malas cosechas, entornos idóneos para enfermedades infecciosas y endémicas, descomposición de alimentos, estrés térmico y muertes. Pero además, estas secuelas no son iguales para todas las personas.

Uno de los principales factores que influyen en la arquitectura y la construcción en Argentina es el clima, que presenta una amplia variedad de condiciones climáticas. Esto significa que, durante el año, hay una gran cantidad de precipitaciones, así como temperaturas extremas en diferentes períodos del mismo. Estas circunstancias hacen que los materiales utilizados en la construcción sean muy importantes para garantizar la resistencia y durabilidad de los edificios.

Otro factor importante es la ubicación geográfica de nuestro país. Esto significa que los edificios tienen que estar diseñados para resistir los vientos fuertes, la lluvia intensa y, en muchas áreas, la nieve; y que los materiales utilizados en la construcción deben ser lo suficientemente resistentes para soportar estas condiciones climáticas.

Los arquitectos y constructores en Argentina también tienen que tener en cuenta los efectos de la radiación solar. Esto significa que los edificios deben estar diseñados para resistir los efectos nocivos de la radiación ultravioleta (UV) y los materiales deben ser capaces de bloquearlos para proteger al interior de los edificios.

Hay que tener en cuenta también los efectos de la contaminación del aire en la arquitectura y construcción en Argentina. En este caso, los materiales deben ser capaces de filtrar el aire para evitar el ingreso de partículas contaminantes al interior de los edificios.

Buscando el confort térmico

Nuestra relación con el calor tiene historia. Con la entrada de las tecnologías para climatización artificial se estableció que la única forma para acceder al confort térmico era evitar las variaciones en el clima. Al respecto, especialistas en el tema destacan que nos acostumbramos a las tecnologías para aclimatar espacios y nuestro umbral de dolor se reduce. Entonces, nos volvemos dependientes de las mismas tecnologías, que son responsables de un elevado consumo energético y emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. Se genera así un círculo del que resulta difícil salir.

La comodidad térmica importa. Su ausencia puede causar estrés térmico, una condición en la cual el exceso de calor rebasa lo que podemos tolerar sin dañar nuestras capacidades fisiológicas. Este mal perjudica más a quienes trabajan al aire libre: agricultura, construcción, recolección de residuos, transporte y turismo.

Sobre los efectos, la Organización Internacional del Trabajo calcula que en 2030 se perderá cada año el equivalente al 2 % del total de horas de trabajo en todo el mundo, ya sea porque el calor impida trabajar o porque las condiciones ralenticen las labores. Ese malestar se extiende a los espacios de descanso.

Una de las herramientas para lograr confort térmico es la carta bioclimática de Olgyay, la cual muestra qué hacerle a una vivienda (enfriar o calentarla) para llegar a una zona de confort. Esta carta brinda datos útiles de las humedades relativas y temperaturas máxima y mínima cada mes.

La carta Olgyay, creada seis décadas atrás, también avisa si se requiere enfriar con ventilación o con humedad. Con esa información, la arquitectura bioclimática intenta regular el intercambio de energía de forma pasiva, es decir, que la misma construcción capte, transfiera o rechace energía. Esto es posible poniendo a nuestro favor la orientación solar, la ventilación cruzada o la inercia y regulación térmica de un edificio.

Por otro lado, las construcciones que encontramos en la naturaleza inspiran diseños bioclimáticos. Por ejemplo, las termitas tienen estrategias de orientación que interactúan con los vientos y las sombras, mientras que las construcciones de las hormigas maximizan la energía del viento, logrando una ventilación forzada por el gradiente de presión. También están las aves que usan las cualidades térmicas del barro para amortiguar el calor o, las que gestan, tejen sus nidos para retener el calor durante la noche.

Pensar en los materiales, pensar en el planeta

Existen opciones para crear proyectos de construcción que cumplan con esos estándares, ya sea utilizando materiales de última generación, aprovechando de manera estratégica la orientación solar o recurriendo a la ventilación cruzada.

Los materiales aislantes térmicos, no solo regulan la temperatura, sino que además contribuyen al cuidado del medio ambiente, ya que algunos pueden ahorrar hasta un 50 % en electricidad consumida por el aire acondicionado o sistemas de calefacción.

Además de los materiales de construcción, existen otros factores a tomar en cuenta para que una edificación se adapte a un clima de calor extremo, como es el caso de la orientación. El edificio debe estar orientado de este a oeste para favorecer la disminución del calor durante el verano y captar la mayor cantidad de luz solar en el invierno. Esto funcionará tomando en cuenta las condiciones del lugar donde será construido, como las condiciones del clima y el uso que se le dará al inmueble.

Otra de las estrategias para regular la temperatura es la ventilación cruzada, que consiste en la construcción de techos más altos con cámaras de aire y contraventanas que permiten el paso del aire. Este tipo de ventilación puede verse obstruida si se encuentra rodeada de edificios u otros obstáculos naturales que impidan el paso del viento.

La arquitectura bioclimática aprovecha las condiciones naturales de su entorno y, combinada con los materiales adecuados, se puede obtener un diseño ecológico adecuado para la zona y su variación climática.

¿Cómo se están adaptando las ciudades a las olas de calor?

Las ciudades están en la primera línea de esta emergencia de salud pública. Las personas que viven en áreas urbanas, se encuentran entre las más afectadas cuando ocurren las olas de calor, en parte debido a las islas de calor urbano. Este es un fenómeno que ocurre cuando las ciudades reemplazan la cobertura natural del suelo con densas concentraciones de superficies que absorben y retienen el calor, como pavimentos y edificios. Los niveles de riesgo de calor también varían según el vecindario, siendo los sectores menos acomodados e históricamente marginados los más afectados debido a la densidad de la población, el acceso limitado a los sistemas de refrigeración y la disponibilidad limitada de espacios urbanos verdes.

Los espacios verdes urbanos son quizás la forma más eficiente e intuitiva de reducir los efectos de isla de calor urbano y brindar comodidad a los ocupantes cercanos. La expansión de la infraestructura verde y la mejora del acceso a los parques y jardines urbanos es especialmente relevante en los barrios de bajos ingresos, ya que se sabe que tienen menos parques y espacios verdes, y estos son más pequeños. Este fenómeno es conocido como la “brecha de equidad de los parques”. Los árboles y otras plantas ayudan a refrescar el ambiente proporcionando sombra y a través de la evapotranspiración. Además de aumentar la cantidad de parques y jardines dentro de una ciudad, la vegetación se puede integrar en el tejido urbano de muchas maneras, desde la plantación de árboles a lo largo de las calles hasta los techos verdes y las paredes verticales, todo lo cual contribuye a brindar comodidad térmica a los residentes locales.

El clima en la arquitectura y construcción en Argentina

La arquitectura y la construcción en Argentina están profundamente influenciadas por el clima. Este tiene un gran impacto en la forma en que los edificios se proyectan, se construyen y se mantienen.

En Argentina, el futuro siempre ha sido una meta que se ha buscado alcanzar, desde la independencia hasta nuestros días. Esta búsqueda de progreso y de mejorar la calidad de vida de los argentinos, han llevado a la construcción de un futuro mejor. La arquitectura futurista y tecnológica es una de las áreas clave para lograrlo.

Las soluciones arquitectónicas y tecnológicas utilizadas en Argentina para optimizar el confort térmico y la eficiencia energética en las edificaciones en respuesta al clima local son diversas. Entre ellas se encuentran:

  • Utilización de materiales de construcción con aislamiento térmico adecuado para reducir la pérdida de calor.
  • Utilización de sistemas de ventilación mecánica para controlar el intercambio de aire entre el interior y el exterior de los edificios.
  • Instalación de sistemas de iluminación LED de bajo consumo para reducir el consumo de energía.
  • Implementación de sistemas de control de luz solar para minimizar el calentamiento del interior de los edificios.
  • Revestimientos exteriores reflectantes para reducir la cantidad de calor transmitido al interior de los edificios.
  • Utilización de unidades de control de temperatura para regular la temperatura interior de los edificios.
  • Instalación de paneles solares para generar electricidad de fuentes renovables.

Los materiales de construcción más recomendados para resistir las condiciones climáticas extremas en ciertas zonas de Argentina son: ladrillos, piedra, hormigón, tejas, madera tratada, vidrio templado, aislantes térmicos y acústicos, pinturas impermeables, adhesivos, revestimientos de fachada, etc.

Todos ellos contribuirán a mantener el interior de las construcciones frescas y protegidas de los extremos climáticos. Además, es importante que se tomen medidas de prevención, como instalar paneles solares, proteger las ventanas con persianas o cortinas, conservar los techos bien impermeabilizados, etc. Con estas pautas de diseño, la arquitectura le hace frente a un cambio climático que no deja de avanzar.

Fuentes: Cómo influye el clima en la arquitectura y construcción en Argentina. www.deladrillos.com/es/333-como-influye-el-clima-en-la-arquitectura-y-construccion-en-argentina.
Castro, G. (2023) Arquitectura bioclimática, Una solución fresca para combatir el calor, Wired.https://es.wired.com/articulos/arquitectura-bioclimatica-solucion-para-combatir-el-calor.

El día que todo se puso negro

El cambio climático y sus impactos ya están aquí y la realidad se impone ante quienes traten de negarlo. El 16 de diciembre Bahía Blanca atravesó una grave emergencia climática que ocasionó la muerte de 13 personas, decenas de heridos y grandes daños a las viviendas e infraestructuras en toda la ciudad. El temporal, que se repitió en menor escala y con variaciones en otros puntos del país, volvió a dar cuenta de las graves consecuencias que pueden provocar los eventos meteorológicos asociados y agravados por el cambio climático.

En principio, lo que ocurrió se podía caracterizar —por la longitud del frente de viento— como una línea de turbonada, aunque no se descarga que se hayan dado pequeños tornados en algunos sectores. Tres antecedentes de hechos similares se recuerdan en la ciudad, equivalente a lo ocurrido en la noche del 16 de diciembre último.

El primero de ellos se dio el 13 de febrero de 1982, cuando un tornado arrasó con el gimnasio del club Estrella, hundiendo en la tristeza a los vecinos del barrio San Martin. De un día para el otro, la naturaleza convirtió en escombros el esfuerzo de una comunidad, que finalmente resurgió y volvió a poner de pie a la entidad en 1987.

Años más tarde, el 2 de febrero de 2001, por la madrugada, un tornado atravesó la localidad de General Daniel Cerri, dejando una gran devastación. En ese momento, se voló el techo de la biblioteca y de la capilla, entre otras cosas. Por fortuna, el fenómeno tocó tierra solo en algunos puntos, como Cerri y Villa Mitre, y tuvo una duración de 15 minutos.

En 2010, en el mes de febrero, el paso de otro tornado, a unos 1500 m de altura, generó ráfagas de viento superiores a los 120 km/h, alterando la tarde con heridos, evacuados y destrozos materiales en todos los barrios, desde Ingeniero White hasta Cabildo. En aquel momento se contaron ocho heridos, diez evacuados, desprendimiento de techos y carteles publicitarios, derrumbe de paredones, caída de árboles, ramas y cables, cortes generalizados de energía eléctrica, la interrupción parcial de los servicios de telefonía celular y más de 400 reclamos.

Sin embargo, ninguno de estos precedentes había originado la magnitud de daños que causó la última turbonada devastadora que pasó por la ciudad: un saldo lamentable de 13 muertos, miles de techos volados, estructuras arrasadas, suspensión del servicio eléctrico durante más de 15 días para la mayoría de la población y destrozos que aun hoy se siguen sintiendo.

La necesidad de pensar el país a futuro con un compromiso ambiental se hace evidente una vez más. El reemplazo de espacios verdes por sendas de cemento, la deforestación y el incremento de automóviles son algunos de los cambios negativos que se ven en las ciudades y que impactan directamente en la temperatura y la emisión de gases de tipo invernadero.

Otro de los aspectos más destacados es el uso de cemento impactando en el aumento de temperaturas, dificultando la absorción del agua, interviniendo con el espacio natural. Es claro que es la vía fácil, pero en la actualidad existen numerosas alternativas desde la arquitectura sustentable para encaminar la innovación en materia de sendas, caminos, sin abundar en el antiguo cemento.

Para poder tomar medidas preventivas y mitigar los efectos de eventos climáticos extremos como este, Argentina necesita contar con políticas que impulsen la protección ambiental y la acción climática. Estas políticas, que deben necesariamente estar acompañadas por un presupuesto que sea adecuado y que permita atender estas prioridades, son las que evitarán la pérdida de vidas, los daños en la infraestructura, la afectación de servicios básicos y, en definitiva, garantizar el bienestar de las personas y los seres vivos.


Home | Costos | Blog | Ediciones Anteriores